(Reseña) Antes/Después: La vida como una habitación

(Reseña) Antes/Después: La vida como una habitación

Hasta el 20 de diciembre, a las 8:00 p. m., la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático Guillermo Ugarte Chamorro (Ensad) presenta Antes/después, del dramaturgo alemán Roland Schimmelpsfenning, dirigido por Gilbert Rouviere. El elenco está compuesto por Ebelin Ortiz, Sergio Paris, Víctor Prada, Pilar Núñez, Luis Miguel Yovera, Tania López, Flavio Giribaldi, Natalia Palacio, Godo Lozano, Liz Navarro, Giacomo Ossio y Kelly Estrada. 

¿Qué pueden tener en común los huéspedes de un hotel, además de estar bajo el mismo techo? El dramaturgo alemán Roland Schimmelpfenning ensaya una respuesta: la soledad, la ruptura y —por qué no— la locura. Los cuadros que componen esta obra nos trasmiten todo eso, en una atmósfera que va desde lo realista hasta lo surreal, textos que son planteados como extractos de conversaciones convulsas, monólogos amargos o simple narración en tercera persona. Un mosaico de la sociedad occidental actual, fragmentada y en cierto sentido «caleidoscópica», en la que quizá se hable la misma lengua, pero en la que no puede haber un real entendimiento con el otro. Por la razón que sea, esta obra nos confirma que las relaciones humanas son endebles y volátiles, difíciles de entender, a veces absurdas.

Al ser una obra coral, no hay actuaciones que destaquen de otras, porque la interpretación de los actores en escena tiene la intención de darle resalte a lo dicho entrelíneas, que evidentemente supera a los pequeños extractos a los que ellos dan vida; pero forman un todo, una sola historia, como si ese hotel fuera una metáfora de la vida, o de la vida en sociedad, para ser más específicos. Aunque por el uso de la cámara no sea muy notorio, es claro que los actores no salen de escena en ningún momento. Mantienen siempre la energía dentro y siguen lo que sucede dando vueltas por las habitaciones del hotel o en otras oportunidades narrando lo que está sucediendo en escena.

El texto es caótico y su montaje está planteado quizá como el piso de un hotel. Hay una cámara que sigue a lo actores por las distintas habitaciones, se mueve a través del escenario rápidamente, nos intenta dar la idea de nerviosismo, velocidad, a veces imprudente, y por ello consigue ser una narradora eficiente. Nunca se queda más del tiempo necesario con cada personaje, mostrándonos solo un pequeño detalle a la vez, como si toda la obra se tratara de una enorme pintura hiperrealista y onírica a la vez.

Y quizá esa sea una clave para apreciar esta obra, que es al mismo tiempo estampas de lo sucedido en las habitaciones del hotel, pero además los sueños —o pesadillas— que alguna vez tuvieron sus huéspedes.

Por Christian Ávalos.

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