Se estrenó la película peruana Canción sin nombre en la plataforma de streaming Netflix.
Ante el contexto ya sabido de estado de emergencia sanitaria, la película Canción sin nombre no pudo estrenarse en las salas de cine. Así que solo podrán acceder a ella quienes tengan acceso a la popular plataforma Netflix, en donde la opera prima de Melina León fue estrenada este viernes 15. En LimaNews aprovechamos el fin de semana para ver la primera película peruana (dirigida por una directora) estrenada directamente en formato streaming.
En un país convulso y sin justicia suceden muchas cosas violentas. El Perú de la década de 1980 era un polvorín, era, como la misma película de Melina León nos muestra, un dinamitazo de SL y con todos alrededor huyendo hacia donde sea más seguro, un lugar en el que nos forjaron la idea de que cada uno se salva a sí mismo porque nadie más irá a hacer algo por ti.
Cuando pienso en Georgina, su protagonista, pareciera que esta es una verdad inobjetable. Ella ha sido separada de su bebé al nacer y busca desesperadamente ayuda en un lugar como Lima, una ciudad que andaba más preocupada por saber si vería el sol de la mañana siguiente. Y ante la indiferencia lo único que le queda es gritar: me han robado a mi bebé.
Por otro lado, tenemos a Pedro, un periodista que empieza a investigar el caso de Georgina y da con una realidad sin duda atroz, pero a la que la película de León le da un giro adicional: ¿será que la injusticia no era el mal menor en un país como este? El hecho de que estemos ante esta pregunta es quizá consecuencia directa de haber vivido sumergidos en la violencia. Quien diga que el problema de la violencia le fue ajeno, miente. Nos afectó a todos y Canción sin nombre nos muestra esto.

La interpretación de Pamela Mendoza con Georgina sobresale, y es que el trabajo de la dirección de fotografía está orientado para que sea así. Los planos en las escenas de Georgina destacan su dolor, su abandono, su negativa a que el crimen de su bebé quede impune, por limitados que puedan parecer sus esfuerzos y aunque se le vea perdida en un edificio vacío. Gran trabajo de dirección y en la elección de planos de su realizadora.
La historia de Pedro, por otro lado, creo que queda trunca y no fue contada de la mejor manera. Aún así, nos muestra otra faceta de la violencia, otra clase de discriminación y otra forma de afrontarlo. Y mientras los hombres huyen, ella, Georgina, se queda, mirando el mar.
Hay, sin duda, muchas más cosas que destacar de este filme, que viene cosechando éxitos a nivel internacional y ya ha sumado varias decenas de premios, como la musicalización y la melancólica poesía de las canciones cantadas por Georgina.
Por Christian Ávalos