Se estrenó en la plataforma Netflix el documental/ficción chileno titulado “El agente topo”, que nos narra la historia de Sergio, un anciano de 83 años que es contratado para infiltrarse en una casa de reposo y seguir los pasos de una mujer de quien se sospecha está recibiendo maltratos dentro del hospicio. Esta es una enternecedora historia que no te dejará indiferente.
Maite Alberdi es una reputada directora de documental que, pese a su juventud, ya es muy conocida en el circuito internacional por películas como La Once (2014) y Los niños (2106), filmes con los que ha demostrado una gran sensibilidad para dar visibilidad a los problemas que muchas sociedades no quieren ver, incluida la chilena.
En esta oportunidad, con El agente topo (2020) Alberdi y su equipo deciden correr un desafío aun mayor y filmar dentro de la casa de reposo San Francisco, en la localidad de El Monte. Tienen que infiltrar a Sergio, un anciano de 83 años que va a iniciarse en la carrera del espionaje profesional bajo las órdenes del investigador privado Rómulo Aitken, quien lo introduce en el hogar para investigar a Sonia Pérez, cuya hija contrató a la agencia de Aitken para saber si su madre sufre algún tipo de maltrato de parte del personal o de sus cohabitantes.

Puesta así, la premisa parece más que nada una ficción, y no se vería mucho de documental, pero durante el desarrollo de esta historia, sorprende los giros que la película tiene, pues con esa apariencia de (una rara) película de espías, El agente topo es más bien una retrato de la situación de soledad y abandono que sufren los adultos mayores en la sociedad chilena, pues casi como si fuera un macguffin la búsqueda por señales de maltrato hacia la señora Sonia Pérez pierde importancia al punto que la película pasa a centrarse en el día a día de Sergio y de las amistades que va haciendo.
Sergio Chamy se convierte casi en Truman Burbank (The Truman Show), pues asistimos en todo momento a lo que pasa ahí dentro, los líos en los que se mete y es tan entrañable que reímos en sus situaciones cómicas, pero también nos conmovemos en los momentos que muestran el gran sentido de empatía y solidaridad que siente él con los demás internos, al punto que renuncia a su labor de espía para involucrarse en la vida de sus compañeros.

El gran mérito de Maite Alberdi con esta película, además de su osadía, es su gran intuición para construirnos con El agente topo no un documental que se esfuerce por demostrar una tesis (como la mayoría de documentales), sino más bien uno que va encontrando su camino durante el rodaje y va construyendo la historia que quiere contar en el montaje, en donde la película adquiere su voz, sin dejar de ser auténtica, en el sentido de que muestra momentos en el hospicio que no son ni actuados ni creados para la cámara, sino que son la cruda realidad de abandono de ancianos que son dejados de lado por sus familias.
Una gran película reconocida con muchas nominaciones en diferentes premios y que, esperemos, obtenga la estatuilla del Oscar este domingo 25 de abril.
Por Christian Ávalos