(Reseña) “El monje que vendió su Ferrari” de Robin Sharma

(Reseña) “El monje que vendió su Ferrari” de Robin Sharma

Para criticar algo es mejor hacerlo desde el conocimiento. He leído muy pocos libros de autoayuda. A todos ellos he llegado por sugerencia, a la que no hago casi de inmediato, porque no me convence muy rápido leer algo que viene a mí antecedido por el spoiler alert de que «cambiará mi vida».

Y no es que no crea que haya libros que lo cambian a uno. Por supuesto que los hay, pero son libros que uno va descubriendo en la vida, como quien descubre un buen amigo, una buena compañía para el viaje de la vida. Sin embargo, han llegado a mi vida como llegan esas personas: sin avisar, por casualidades, por conversaciones que a veces duran horas o porque con ellos en librerías o en otras lecturas.

Pero era hora de darle la oportunidad a otro libro de los mal llamados de autoayuda. En esta oportunidad fue El monje que vendió su Ferrari, un libro de ficción que parte de una premisa muy simple: un gran abogado defensor de muy importantes clientes sufre un ataque cardiaco y decide tras ese colapso cambiar de vida. Vuelva de visita a su antiguo amigo y colega y le cuenta cómo es que él descubrió la verdad de la vida en un viaje al Tibet, donde conoció a un maestro budista.

Este es el libro que nos narra las enseñanzas que Julian Mantle le da a su amigo John, impartidas estas como lecciones puntuales y de recetario para mejorar la vida y tener siempre una mente positiva. Y claro. Parece razonable que alguien crea que la felicidad puede ser alcanzada de esa manera, pero falla el libro en venderte una receta de vida que no le vendría bien a todo el mundo, aunque así lo quiera poner. Julian Mantle era un abogado millonario que tenía un Ferrari al que vende porque quería alcanzar la paz alejándose de los bienes materiales, pero en ningún momento se dice que él también entregó sus demás bienes y dinero a las víctimas de las injusticias que sus clientes (todos muy poderosos) habrían causado durante mucho tiempo.

Pareciese entender este libro que la receta de la felicidad y la paz interior es seguir una serie de instrucciones facilonas y sin sustento que solo podría conseguir muy poca gente. Y no olvidemos además que hay muchas más personas que no gozan de lo más básico para siquiera empezar a plantearse que deben conseguir la paz interior dejando de pensar en los bienes materiales. Sería en su caso una broma de mal gusto.

En suma, este es un libro más de autoayuda que no ayuda a nadie y que reparte una vez más frases ampulosas que pretenden estar cargadas de mucho significado, pero que quedan flotando en la atmósfera como insignificantes fuegos fatuos. Te venden algo que hacen que recuerde al gran Bertrand Russell: «El optimismo y el pesimismo, como filosofías cósmicas, muestran el mismo humanismo ingenuo; el ancho mundo, tal como lo conocemos por la filosofía de la naturaleza, no es bueno ni malo, ni se preocupa por hacernos felices o desgraciados. Todas estas filosofías tienen su origen en el egocentrismo, y un poco de astronomía es la mejor manera de corregirlas.»

Por Christian Ávalos

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