Hoy el poeta Javier Heraud cumpliría ochenta años de edad. Hubieran sido muchas décadas en las que quizá habríamos sido testigos del crecimiento de una de las más vanguardistas voces de su generación. En lugar de eso, la guerrilla del ELN ganó un mártir, un icono que representará para siempre al poeta guerrillero que murió luchando por una sociedad más justa.
Debo admitir que fui muy injusto con este libro. Lo compré hace unos cuatro años por simple curiosidad, porque era un aniversario del asesinato del joven poeta en el río Madre de Dios y se volvía a hablar de él, como todos los años al recordar su nacimiento o su fallecimiento, en mayo. Además, en ese entonces, se hablaba de un documental sobre su vida y de una película biográfica sobre el poeta guerrillero que han hecho que definitivamente la imagen de Heraud se mantenga aún fresca en nuestra memoria.
Pero fui muy flojo para leerlo. Me dejé llevar por la tonta idea de que solo sería un libro en el que una hermana hablaba sobre cuánto extrañaba a su hermano tempranamente desaparecido y poco más. ¡Cuán equivocado estuve!
Entre los ríos. Javier Heraud (1942-1963) es un valioso documento en el que con buen tino narrativo Cecilia Heraud nos cuenta cómo fueron los años de la breve vida de Javier con un evidente cariño por sus recuerdos, pero sin rendirse a la romantización del personaje, pues este libro está acompañado de abundantes documentos que nos completan una imagen tridimensional de una persona que tenía muy claras sus convicciones poéticas y sus anhelos de justicia social.
Nos enteramos de qué tan cercano era a los círculos de poetas tanto de la Católica como de la San Marcos, universidad en la que estudió Derecho poco antes de viajar a Cuba, pero a la que ya era cercano por la bohemia limeña de esos tiempos.
Lo vemos maravillarse de la Europa de la guerra fría, en donde llegó incluso hasta la parte asiática de la Unión Soviética, lo acompañamos en sus momentos más grises de los últimos días de su estadía en Francia, y también en su entrenamiento militar en Cuba, en donde él termina de radicalizar su posición y diferenciándose de otras que él creía que no eran las más adecuadas para iniciar la revolución que tanto buscaba su generación, tan empapada del reciente éxito de la revolución de los barbudos.
La señora Cecilia Heraud junto en esta edición diversos testimonios de poetas, guerrilleros y amigos que acompañaron al poeta durante su vida, tales como Arturo Corcuera, Manuel Cabrera, Alaín Elías, Pedro Morote o Dégale, su amigo de la infancia, los que nos sirven para aprender más de Javier: el joven devoto de su familia, radicalizado y dogmático, un poeta, que constantemente se cuestiona a sí mismo.
En suma, este es un libro que nos retrata de manera íntegra la figura del poeta. Sus luces, sus sombras, sus momentos de duda y desesperación. Conmovedor repaso de la breve vida de un poeta que a los dieciocho años había predicho cómo iba a ser su muerte. Su lectura es muy recomendable.
Por Christian Ávalos