(Reseña) “Un maldito secreto”: tragicomedia y rimas

(Reseña) “Un maldito secreto”: tragicomedia y rimas

El histórico teatro de la Asociación de Artistas Aficionados cumple 85 años y está recibiendo en esta ocasión a la segunda temporada de Un maldito secreto, una obra en rima escrita y dirigida por Aldo Miyashiro y que cuenta con las actuaciones de Ximena Arroyo, Emilram Cossío, David Carrillo, Sylvia Majo, Gilberto Nué, Marcos Vicuña, Mikael Miyashiro y Erick Martínez. Además de la participación especial de Cindy Díaz, quien a modo de narradora, nos presenta el trasfondo de esta bien lograda tragedia familiar y costumbrista.

Sí, dije costumbrista porque desde el inicio se nos presenta una tradicional familia adinerada que intenta mantener un estatus a cómo dé lugar. Los esposos, interpretados por David Carrillo y Ximena Arroyo, tienen un hijo, Manuel, interpretado por Mikael Miyashiro, quien ha organizado una cena para presentarles a su pareja, con quien quiere casarse y vivir felices. Sin embargo, todo toma un camino torcido cuando se anuncia la verdadera identidad del amor de su vida, y esto desata una serie de prejuicios y clichés que definen muy bien a la sociedad limeña actual.

Quienes vimos la primera versión de esta obra, estrenada en el Nuevo Teatro Julieta, podemos advertir cambios muy interesantes en la dramaturgia de Miyashiro, y de hecho, un trabajo de revisión que realza el conflicto familiar y lo concluye de una mejor y más trágica manera. Esta segunda temporada tiene una vuelta de tuerca más dolorosa, que tiene un mejor efecto y se ve realzado por el trabajo interpretativo de Sylvia Majo y Emilram Cossío, quienes interpretan a los padres de Tomás, interpretado por Erick Martínez, y de Teresa, y quienes además son trabajadores en la casa de la acomodada familia de Manuel. Es este un primer impedimento para el entendimiento de ambas familias al que se le van sumando muchos más, los cuales no podemos revelar en esta reseña precisamente porque estas vueltas de tuerca son una de las razones por las que tienes que ir a ver esta obra.

Sumado a una dramaturgia mejor lograda, tenemos, como ya lo hemos mencionado, las interpretaciones de David Carrillo, quien da vida a una persona identificado con lo más conservador e intolerante de nuestra sociedad capitalina. Ximena Arroyo complementa bien con su interpretación de la señora de una clase social alta, religiosa e hipócrita, quien pone condiciones a su amor, a pesar de que su religión predique lo contrario.

Sylvia Majo y Emilram Cossío también están muy bien encarnando a los empleados de la casa. Comparten los valores de los patrones, pero su posición no es de dominio. Es mucho más vulnerable y eso lo explota muy bien el desenlace de la obra. Hay un gran crecimiento en la interpretación del personaje de Tomás (Erick Martínez), quien te llega a transmitir una gran emotividad.

También merecen mención los personajes interpretados por Gilberto Nué y Marcos Vicuña. Ambos, a pesar de ser papeles menores, sirven de contraste y complemento a los conflictos principales. Tienen también una gran carga dramática y también llevan con ellos secretos malditos que nunca debieron ser develados.

Es un acierto en esta versión, que los personajes interpreten sus monólogos uno después de otro, ya que te deja con la sensación de que ya no habrá más sorpresas. Pero debemos recordar que es una tragedia, así que no hay mucho tiempo para acomodarnos de nuevo en nuestras butacas.

Por Christian Ávalos

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