(Reseña) “Cuídate de mí”: La cuatro veces ponderada villa

(Reseña) “Cuídate de mí”: La cuatro veces ponderada villa

Quedan solo tres funciones de Cuídate de mí, obra escrita por Eduardo Adrianzén y dirigida por Leo Cubas, que cuenta con un gran elenco conformado por Pold Gastello, Ximena Arroyo, Gabriela Billotti, Tania López y Luis Miguel Yovera. La temporada va hasta el 2 de julio en el teatro Ricardo Roca Rey de la Asociación de Artistas Aficionados de viernes a domingo.

Cuídate de los traidores, cuídate de los corruptos, cuídate de los hipócritas, cuídate de los convenidos, cuídate de los racistas, cuídate de los vengativos, cuídate de los que se fueron, cuídate de los que tienen miedo. Acuérdate del otro, cuídate de tu miedo.

Eduardo Adrianzén conoce la ciudad de Lima. Si este mundo fuera justo, debería ser declarado ciudadano ilustre y tener las llaves de la tres veces coronada villa. Sabe dónde le aprieta más el zapato a varios y también sabe que los defectos que puedan ir endosados a lo peruano adquieren una magnitud fétida cuando se trata de la ciudad capital. Hay algunos que lo disfrutan, hay otros que lo denostan. Nadie puede quedar indiferente.

Pero este montaje no solo es fruto del mérito de Adrianzén, sino también de un director que ha sabido dar cuerpo y vida a estas palabras. El oficio de Leo Cubas es patente desde la misma elección del elenco y de una escenografía que es un guiño a Dalí y Hitchcock: relojes que nos marcan una hora cualquiera, en algunos casos relojes defectuosos a los que le faltan los números correctos. Este es el marco que nos lleva por cuatro momentos distintos de la historia de esta ciudad: mil quinientos y tantos (en pleno virreinato y con la inquisición funcionando a pleno), 1882 (durante la ocupación chilena de Lima), 1964 (pocos años antes de la reforma agraria) y el 2023, en plena democracia que ya no es democracia. Cuatro momentos tan diferentes pero tan similares también, cuatro crisis que parecen enquistadas en el alma misma de la ciudad.

Arroyo, Gastello y Billotti demuestran toda la categoría que les dan los años de experiencia sobre los escenarios, ya sea una farsa o un sainete, sea en comedia o en drama, se desenvuelven de forma natural. Sobre todo en el tercer momento: una pesadilla que una señorona sanisidrina tiene pensando que los “indios” “bajarán de los cerros” para llevarse lo que es suyo. Es 1964, pero me recuerda mucho al 2021.

Sin embargo, hay que hablar del trabajo de Luis Miguel Yovera y Tania López. En lo que va del año los hemos podido ver en algunos montajes en los que ya venían demostrando un nivel interpretativo en crecimiento y esta obra confirma que bajo la dirección adecuada, estos actores pueden entregarnos interpretaciones vívidas. Como la de Yovera en la última parte, la del 2023, donde mediante él hablamos todos lo que han tenido que afrontar una pérdida por una inadecuada atención médica. ¿En verdad alguien está dispuesto llegar hasta ese extremo? Quién sabe. Como metáfora funciona bien para retratar a una sociedad gastada que está a punto de reventar, aunque no tenga un norte claro de por qué hacerlo.

Son tiempos de crisis. Terrible. Oremos. 

Por Christian Ávalos.

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