Melissa, una constelación es una creación colectiva dirigida por Micaela Távara en la actúan de manera muy sentida las actrices Alondra Flores Quiroz, Alejandra Campos, Flavia Avilés y Mehida Monzón que cierra una exitosa cuarta semana de la primera competencia oficial de Nuevo Teatro Julieta, y que es una obra homenaje a la periodista Melissa Alfaro, una de las tantas víctimas del conflicto interno que enlutó a miles de familia durante las décadas de 1980 y 1990.
No hay homenaje que devuelva a la vida a quienes hubiésemos querido que nunca se vayan. Tampoco ayudan para devolverle a tantos hogares el alivio de al menos enterrar de una manera digna los restos de quien desapareció en las más aterradoras circunstancias. Sin embargo, los homenajes sirven para refrescar en la memoria episodios que muchas gentes quieren pasar de soslayo porque el “pasado es el pasado” y no debe removerse. Contra esa peste, Melissa es un poderoso remedio casero.


Esta obra trenza -vaya manera de hacer rima con la identidad del colectivo que le da vida a este proyecto- la historia de las actrices con la de la propia Melissa. Es más, una de ellas (Alondra Melissa Flores Quiroz) es hija de la amiga de la periodista asesinada, y lleva su nombre como implícito homenaje. Mediante los retazos de las historias de ellas -y una pequeña lección de historia reciente del país de por medio-, asistimos a los últimos instantes en que la periodista estuvo con vida. Conocemos sus anhelos, sus preocupaciones y sus miedos. Además de su compromiso con la profesión de informar con la verdad en tiempos en que la prensa corporativa aún era un mal chiste que no se había contado y cada día era una rifa constante de la vida propia.
La voz colectiva de todas ellas funciona muy bien como un canto a cuatro voces de una historia que reconstruyen la vida de esta valiente periodista nacida en Iquitos 23 años antes de que abriera ese fatídico sobre. El juego que crean las cuatro actrices sobre el escenario sirve muy bien para ilustrarnos la historia de Melissa Alfaro, aunque por momentos sea difícil de seguir por que entre todas se reparten el papel de Melissa en diferentes momentos de su vida: en el trabajo, con su pareja, con su familia. Y en ese sentido, sigue la tendencia que hemos visto a lo largo de toda la competencia: historias colectivas que nos cuentan desde un punto de vista crítico -con excepción de Parto, que no critica nada- retazos de nuestra historia y de nuestra identidad.
En mi opinión es una clara favorita para ganar la competencia.
Por Christian Ávalos